El equipo
andariego

Para afrontar nuestro particular viaje hacia el faro de la sostenibilidad de la vida es imprescindible enredar a otros caminantes. Así, tenemos que aventurarnos en compañía de actores que son fundamentales en la provisión de cuidados de las personas y la naturaleza. ¿Y quiénes conforman este equipo andariego? La comunidad, la economía y las instituciones.


LA COMUNIDAD

Las personas dan un sentido propio a los territorios, dotándolos de costumbres y saberes que van conformando una identidad colectiva. En otras palabras, configuran una comunidad que puede estar compuesta tanto por quienes van un poco por libre como por quienes deciden juntarse en colectivos como asociaciones o movimientos sociales.

Para poder avanzar en nuestro camino, es necesario que estas redes de apoyo mutuo se vayan tejiendo en torno al cuidado del común. Esto es, tenemos que corresponsabilizarnos de forma colectiva del bienestar de las personas (en toda su diversidad) y del entorno natural.

LA ECONOMÍA

Para avanzar hacia unas vidas vivibles es importante reorientar el mercado. Para ello, el sistema de producción, distribución y consumo de bienes y servicios debe ponerse a disposición del bienestar de las personas y el respeto a la naturaleza.

Así, hay que hacer estallar la dicotomía producción vs reproducción. Es decir, necesitamos una revuelta de los trabajos para valorar, visibilizar y también desprecarizar aquellos que son socialmente deseables: Desde ese ligado a cuidar a personas enfermas a aquel que mantiene las calles limpias; desde ese centrado en la recolección de alimentos al que recoge chatarra.

LAS INSTITUCIONES

Las instituciones, desde los diferentes niveles de gobernanza, deben sumarse al compromiso con la vida.

Esto pasa porque vuelvan a ser parte de esa comprensión de la política como el arte de hacer posible lo imposible. Y, para ello, es vital recuperar la municipalidad como espacio para resolver los problemas comunes.

Así, el diseño de las acciones públicas debe (re)pensarse desde el bienestar colectivo. Es esencial movilizar todos los recursos y servicios a nuestro alcance, así como trabajar en la generación de marcos que favorezcan una comunidad y una economía corresponsables con el cuidado.