Cuidar del reconocimiento


Algunas preguntas que nos podemos hacernos desde la acción local para avanzar en reconocimiento:
¿En quién estamos pensamos al diseñar esta política pública? ¿A quién olvidamos? ¿Quién va a poder disfrutar de ella y quién va a quedar fuera?
¿Qué discriminaciones reproducimos sobre las personas, consciente o inconscientemente?
¿Cómo contribuye a conocer, reconocer e introducir los deseos, necesidades y propuestas de todas las personas, especialmente, de aquellas más vulneradas?
¿Qué externalidades produce sobre la naturaleza? ¿Cómo contribuye a detectar, tomar consciencia y actuar sobre la pérdida de biodiversidad y la renaturalización?

Algunas acciones que podemos poner en marcha para cuidar el reconocimiento:
¿Ponemos medidas para que el equipo que conforma el consistorio no sea homogéneo? ¿Tenemos en cuenta la diversidad a la hora de hacer nuestras contrataciones?
Introducir mecanismos (acompañamientos técnicos, contratación…) para que el equipo municipal (administrativo, limpieza, político, técnico, seguridad…) sea plural.
Diagnosticar si en nuestro ayuntamiento se perpetúan formas de segregación vertical u horizontal. Es decir, identificar si existe un reparto de tareas o responsabilidades sesgado por razón de género, racialización, edad, clase…
Promover acciones para superar las formas de segregación vertical y horizontal detectadas (reconocimiento de méritos, criterios de promoción, selección de cargos de responsabilidad ajenos al funcionariado…).
Incorporar cláusulas para favorecer la diversidad tanto de la entidad/empresa adjudicataria como en los objetivos y condiciones de ejecución del proyecto.
Atender a la pluralidad de contenidos, de las personas que hacen un servicio o de los perfiles de las personas que convocamos cuando realizamos contrataciones para proyectos menores o actividades concretas.
¿Adaptamos los recursos y servicios a las necesidades de toda la población?
Planificación de actividades teniendo en cuenta las diferentes necesidades que existen en la población (alimentación, capacidades, horarios, idiomas…).
Disposición de recursos humanos especializados suficientes (educación social, interpretación y traducción, mediación…).
Uso de lenguaje e imágenes no sexistas y que representen la pluralidad de la población, siempre libre de estereotipos y violencias (tanto en los espacios físicos como digitales).
Combinación de alternativas físicas y digitales en la atención y funcionamiento de la administración.
¿Diseñamos las políticas públicas pensando en proteger la biodiversidad?
Apuesta por la renaturalización de espacios urbanizados y naturales que cuiden la calidad de vida de quienes los habitan
Ampliación de espacios protegidos (como reservas naturales) que mantengan condiciones ambientales favorables para la fauna y la flora local.
Creación de mapas interactivos locales de biodiversidad para (re)conocer áreas protegidas, corredores ecológicos…
Introducción de refugios artificiales para la fauna como hoteles de insectos, cajas nido o depósitos de agua.
Regulación de los derechos de los animales.
¿Implicamos a la población en el cuidado de la (bio)diversidad? ¿Dejamos espacio para celebrarla?
Creación de un observatorio de biodiversidad local.
Creación de una plataforma digital local de (con)ciencia de diferentes agentes (academia, comunidad, movimientos sociales…) para conocer los ecosistemas locales (fluviales, marinos, sociales, terrestres…) e implicarse en su protección.
Colocación de carteles informativos (accesibles) para informar sobre los ecosistemas del territorio y poner en valor su importancia.
Impulso de proyectos artísticos y culturales que fomenten la expresión colectiva y plural.
Potenciación de las asociaciones y entidades cuyo trabajo se centre en reforzar la pluralidad.
Promoción de espacios (centros culturales, casas de mujeres…) y programación de actividades que favorezcan el encuentro y sirvan para celebrar la diversidad local.

Algunos indicadores para no perdernos:
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